Por un quìtame de ahí esa aguja

Estoy en el hospital, tienen que hacerme una resonancia magnética con contraste. La cita era a las 14h15 pero cuando me llaman son las 15 pasadas y la sala de espera está repleta. La enfermera me hace entrar en un vestidor para que me cambie.
-Dése prisa, que llevamos mucho retraso.
-Ya, ya. A mi me lo va a contar.
Paso a la sala de la resonancia, me tumbo en la máquina. La enfermera me abre una vía en el brazo izquierdo para inyectar el líquido de contraste, y la cubre con un grueso esparadrapo, todo muy rápido.
-Oiga, ¡que me ha hecho daño!
-Lo siento, es que he ido un poco de prisa.
Empieza la sesión. Cuarenta minutos después, el médico que me ha hecho la resonancia me saca de ahí.
-Ya está. Váyase a vestir que ahora le sacarán la aguja.
-¿Pero no me la pueden quitar ahora, que me duele?
-Enseguida va alguien.
Me voy al vestidor con la aguja colgando del brazo. Me saco la bata, intento vestirme, pero no puedo doblar el brazo o me clavaré la aguja. Logro ponerme los pantalones con los brazos estirados, los zapatos también, y con dificultades, consigo ponerme la camiseta. Salgo al pasillo. No se ve a nadie.
-Oigaaaa, ¿puede venir alguien?
No me contestan. Entro de nuevo en el vestidor y espero. A los diez minutos, me asomo de nuevo. ¿Pero no tienen a tantìsima gente esperando? ¿Qué hacen?
-¡¡¡¡Que ya estooooy!!!!
Ni caso. Dos salas de resonancia sin ocupar, ni una sola enfermera a la vista, la sala de ordenadores vacìa, y un tropel de personas esperando afuera.
-!!!!Eooooo!!! ¿¿Hay alguien ahíííí???
Finalmente, se asoma el médico.
-¿Qué le pasa? ¿Qué son esos gritos?
-No grito. Aúllo. Que a ver si viene alguien.
-¿Pero usted ya ha acabado de vestirse?
-Acabaría mejor si pudiera doblar el brazo, pero como estoy aquí tipo yonqui, pues es difìcil.
-Ah, que no le han quitado eso todavía.
-Pues no, y si me quisiera poner un piercing, me lo pondría en otro sitio.
-Bueno, bueno, que tampoco hace falta ponerse así.
-¿¿Ah no?? Intente usted ponerse un sujetador con los brazos estirados, a ver si puede. Y si puede, me avisa.

2 comentarios:

  1. diosssssssssss que me meooooooooooooooo. Si no fuera porque las agujas me aterran y me dan una grima indescriptible, me hubiera reido más todavía. Desde luego, y aunque odio generalizar, el personal sanitario deja bastante que desear en cuanto a trato personal, buffffffffffff

    La única via que me han puesto fue durante el parto y, aunque el hecho en si me hacía llorar y tener terrores nocturnos, entre contracción y contracción, el pinchazo pasa a ser mera anécdota. Eso si, en cuanto tuve a la niña en brazos ya estaba diciendo: oigaaaaaaaaa, que ya he parido y no quiero tener la via como decoración navideña!!! Cuándo me sacan estoooooooooooooooooooooooooooooooo y me traen la cenaaaaaaaaa?????

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