La fecha de caducidad

No vuelvo a ir al súper sin gafas. Hoy me he acercado a comprar algunas cosillas. Cojo un paquete de lentejas envasadas. Parecen bastante resecas, marrones, tirando a grises. Cojo otro paquete. Estas no son grises, ¡estas son verdes! Tienen una capa de moho que ni el Titanic en el bicentenario de su hundimiento. Intercepto a una empleada:
—Oye mira, estas lentejas multicolor, como que mejor retirarlas…
—Uff. Qué barbaridad. Trae.
Llego a caja con mis compras y me surgen dudas razonables. Consulto con la cajera:
—¿Puedes mirar la fecha de caducidad de la ensalada, por favor? Es que como no veo un pijo, por si las moscas…
—Ah sí. El 17/07/10.
—¿Y la de la tortilla?
—El 23/07/10.
—¿Y la mortadela?
—Huy, el 7 de diciembre. ¡Tranquila! Tienes tiempo de comerte 40 mortadelas.
Ya, pienso yo, pero es que yo no quiero comerme 40 mortadelas viejas, yo quiero comerme una fresquita…
Como no me fío ni de mi madre, salgo a la calle y a plena luz del día verifico lo que me ha dicho. Me lo temía. Vuelvo a entrar en el súper.
—Oye, que aquí no pone 7 de diciembre. Aquí pone 12 de julio.
—No señora. Pone 7 de diciembre. Mira, 7 y 12.
—No, no, perdona. Lo que pone es 2010/7/12.
—Pues eso. 7 de diciembre de 2010. El 7 es el día y el 12 es el mes.
—No maja. Cuando dice 2010/7/12, el 7 es el mes y el 12 es el día. Y el 2010 es el año, no el número de aceitunas por loncha. Pero el mes va primero.
—Da igual eso. ¡Es lo mismo!
—¿Pero cómo va a ser lo mismo 7 de diciembre que 12 de julio, que fue ayer? Lo que pasa es que está marcado a la americana, que primero ponen el mes.
—Ah bueno… sí, visto así…
—¡¡Pues veo poco, pero ahí llego!!

2 comentarios:

  1. Me parece que hacemos la compra igual...yo voy mirando la fecha de caducidad de todo....manías, ya verás cuando seamos viejas!!

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  2. ¿Por qué somos tan neuróticos? Buscamos en el fondo de la estantería, porque, claro, seguro que lo más fresco está al fondo, ya sabes cómo son esos malditos reponedores de súper que todo lo bueno lo esconden... Os invito a desordenar las cosas y que lo compradores neuróticos (o sea, vosotras, yo mismo) nos liberemos de la esclavitud de las caducidades. Moraleja: A partir de cierta edad, no deberíamos preocuparnos por lo caduco.

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