La mujer de la limpieza III y última

Ayer coincido con el vecino del noveno en el ascensor. Vamos de bajada. Sale él, salgo yo, pero antes de dar un sólo paso, nos para un grito de la señora de la limpieza.
—¡¡¡Cuidadooooo!!! ¡¡¡Que está mojado!!! ! ¡¡¡No os vayáis a caeeeer!!!
Miramos el suelo, y sí, está recién fregado, pero tampoco es que sea el desierto de hielo.
—A ver, señora, ¿y por dónde es mejor que pasemos? ¿Por la izquierda o por la derecha?
—Ay pues no sé. Es igual de peligroso.
—¿Por la derecha?
—No.
—¿Por la izquierda?
—No sé.
—Bueno, pues volar no volaremos. Entonces mejor por la izquierda. Siempre por la izquierda.
—Eso, eso.
Caminamos por la izquierda los dos, con cuidado, y salimos a la calle. Parece que nos haya salvado la vida. El vecino comenta:
—Qué maja es esta mujer ¿eh?
—Uy sí, majísima.
—Tiene sus cosas, pero es maja.
—Sí, qué cosas tiene...
—¡A veces te viene con cada pregunta, pobreta!
—Ya, hmmm, no me digas....
—Sí, es que tiene... ya sabes... la cabeza... como que se le va...
—Hmmm. Sí...
—Que me da un poco de pena...
—Bueno pena pena....
—Que no veas lo que se lo ocurre a veces. ¡Para escribirlo!
—Ya, ya...
Si yo te contara...

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