Fin de semana en Frankfurt. Voy a tomar unas cervezas con mi amiga alemana. A la hora de pagar, es costumbre que te digan cuánto es, calculas mentalmente la propina (entre 10% y la buena voluntad) y le dices el total al camarero.
Nos acercamos a la barra y pido la cuenta:
—4,10 €
Ya me he liado. ¿Y ahora qué tengo que decirle? Miro a mi amiga con interrogante.
— 5 €.
—¡Anda! ¿Cómo la has calculado tan rápido?
—Mujer... tan difícil no era....
—Ja, ja, ya lo sé, pero es que me he despistado con los decimales.
Sí, sí. Si ya me lo decía mi padre, que yo para las matemáticas....
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