En el vestuario del gimnasio, con el ruido de fondo de los secadores, una chica le pregunta a otra:
−¿Me cambias la caquilla?
−¿Qué?
−Que si te importa cambiarme la caquilla.
−¿La qué?
−La caquilla, que si me la cambias.
−Ay, no te entiendo.
−Que sí, que si nos intercambiamos las caquillas, que la tuya es más grande.
−¿¿¿Pero qué dices, animal???
−¿Pero qué digo de qué?
−¿¿De qué caquillas me estás hablando??
−Caquillas, no, cacho burra. ¡¡¡Taquillas!!!
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jajajajja seguro que no era el gimnasio de la asociación de chicas con problemas orejiles?
ResponderEliminarsaludos vilafortunyencs