Error de apreciación

Crea fama y échate a dormir.
Ayer entra un caballero mientras me estoy haciendo la manicura en Uñas Juana . Es tarde ya, están a punto de cerrar y Juana,  que me estaba atendiendo, se levanta a ver.
—¿Tú qué quelel?
—Un masaje.
—Masaje muy talde. No podel.
El caballero, visiblemente urgido, no se da por enterado:
—¿Tú no haces masajes?
—Yo no buena, yo no buena, no sabel mucho. Otla pelsona sí pelo otlo día.
—Otro día no puedo, no vivo aquí.
—Otlo día, otlo día.
El señor sigue insistiendo:
—¿Y cuánto cobras por masaje de una hora?
—Media hola, 20 eulos, una hola 35.
—Entonces, ¿seguro que no puedes ahora?
Juana se empieza a poner nerviosa. Parece que el señor no entiende y si entiende, entiende otra cosa. Con la mejor de sus sonrisas, lo acompaña a la puerta.
—Adiós.
—Pero mujer, que igual con media hora ya tenemos bastante.
—Adiós.
—Un cuarto de hora.
—Adiós.
Y cierra la puerta. Vuelve donde estoy yo y me dice todavía con la sonrisa puesta:
—No final feliz.

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