—Huy Juana, qué bien, que guapa me veo.
—Sí, sí. Tú guapa. Pelo ahola tú no comel nada flío ni caliente, una semana no comel.
—Sí, sí. Tú guapa. Pelo ahola tú no comel nada flío ni caliente, una semana no comel.
—¿Cómo dices?
—No comel una semana. Flío o calol no comel.
—¿Que no puedo comer en una semanaaaaa?
—Sí, sí, jaja. No comel.
—Sí, sí, jaja. No comel.
—¿Pero una semana entera tengo que estar en ayunaaaas?
—Sí, sí.
—¡¡Pero cómo voy a estar una semana sin comer!!
—Sí, sí, jaja. Adiós adiós.
—Ay hija mía, ¡pero que me voy a morir de hambre!
—Sí, sí. No comel, jajaja. Adiós.
—Ay la virgen, que si lo llego a saber, no lo hago, qué barbaridad. ¡¡¡Que me va a dar un patatús!!!
—Sí, sí, patatús bien. Adiós adiós. Hasta plóxima.
—Eso si sobrevivo, Jesús, cuando se lo diga a mi marido, me mata.
¿tú exageras,no?Que conste que entendería la licencia, porque hacía tiempo que no me reía con un blog.
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