Keep it simple

Hay dependientes que en vez de atenderte, se dedican a complicarte la vida.
−Hola, necesito unos estores. ¿Qué tenéis?
−Ah, ya. ¿Para una ventana?
(No, para una pared. Y que las visitas se estampen.)
−Sí, claro, para una ventana.
−Ya pues verás. Depende del color, tenemos grises, blancos, opacos, o bueno, depende de como los quieras, del tamaño de la ventana, porque quieres que sean muy oscuros o tupidos, o bien, bueno, hay varios modelos, entonces no sé, a ver, tu ventana es pequeña o grande, porque claro, depende, no sé, los quieres que cuelguen o que se enganchen, o de los de abertura fácil o difícil, claro, es que hay muchos modelos, también pueden ser enrollables, o plisados, todo depende, cómo te lo explico, es que no sé qué es lo que estás buscando, hay muchos tipos, los puedes querer de tela o de loneta, o japoneses que también hay, tú te has pensado cómo los quieres, tienes luz, o no quieres luz, claro, no sé qué es lo te han dicho ni lo que buscas, porque estores hay de muchos tipos y claro así con tan poca información, pues no sé.
−Pues si tú no sabes, yo menos. Hala. ¡A vender crecepelos!

2 comentarios:

  1. ¿Será el miedo al silencio, el no saber callarse, el horror vacui lo que impide a algunos dejar de hablar por mucho que no tengan nada que decir...?

    Decía Kundera que la vida es una lucha por conquistar la oreja ajena...

    Lo reconozco: a veces soy como ese dependiente. Uno quiere ayudar, pero un sepacuá se interpone entre uno y su deseo de ayudar y resulta que desayuda, o lo que es lo mismo, molesta.

    SilentMan

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  2. SilentMan, nada que ver tu elocuencia sepacuá con la de las cortinas. Yo creo que esa sigue hablando. Kiss.

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