Es indudable que cada uno tiene su propia vara de medir.
Hoy he ido a depilarme a otro chino del barrio. La señora empieza a depilarme con muy poca habilidad. Le he dicho medias piernas, pero ella ha debido pensar que son medias piernas empezando por arriba porque me llena la el muslo izquierdo de cera:
—¡Ahí noooo! ¡Que te he dicho medias piernas sólo!
—Sí, sí. Media pierna. (y señala el muslo)
—Pero no esa media, ¡¡que no es que tengas que empezar por la mitad sino sólo de rodilla para abajo!!
—Ahhh. ¿Aquí? (y señala todavía más arriba)
—No, medias piernas es aquí.
—Aaaaaaaaaaaaaaahh. ¿Yo quital? (y pone la mano en mitad de la plasta de cera que me ha puesto antes)
—Sí, pero hija, ahora ya es un poco tarde...
Hoy he ido a depilarme a otro chino del barrio. La señora empieza a depilarme con muy poca habilidad. Le he dicho medias piernas, pero ella ha debido pensar que son medias piernas empezando por arriba porque me llena la el muslo izquierdo de cera:
—¡Ahí noooo! ¡Que te he dicho medias piernas sólo!
—Sí, sí. Media pierna. (y señala el muslo)
—Pero no esa media, ¡¡que no es que tengas que empezar por la mitad sino sólo de rodilla para abajo!!
—Ahhh. ¿Aquí? (y señala todavía más arriba)
—No, medias piernas es aquí.
—Aaaaaaaaaaaaaaahh. ¿Yo quital? (y pone la mano en mitad de la plasta de cera que me ha puesto antes)
—Sí, pero hija, ahora ya es un poco tarde...
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