El Turrón del Hipercor

Paso por caja en el HIPERCOR, 80 € me he gastado... Buff, quizás se me ha ido la mano, si yo venía a comprar tres cositas de nada... Por si acaso, reviso el el ticket. A ver, queso de burgos, poleo-menta, congelados, galletas de cereales, hamburguesas bio, yogures 0%, turrón guirla, Flora... Un momento, ¿¿qué es esto?? ¿¿Turrón guirla?? ¿¿YO?? ¡Pero si odio el turrón! Y guirla será guirlache que no sé bien qué es, pero suena a estas cosas que se te pegan en los dientes y que no soporto.
Vuelvo a la caja:
—Oye, mira, ¿qué es esto? Yo no he comprado nada de turrón.
—Huy, si no te importa, habla con mis compañeras de Atención al Cliente.
Cojo mi bolsa y para allá que me voy.
—¿Qué desea?
—Pues mira, que en el ticket sale que he comprado un turrón de guirlache pero no es verdad. No he cogido turrón, mira, aquí traigo toda mi compra.
—Bueno, mujer, eso debe ser que el código está equivocado, a veces ocurre.
En eso, se acerca otra chica:
—¿Qué pasa?
—Pues que a esta señora le aparece un turrón en la cuenta y según ella no lo ha comprado.
—Andaaaaaa, eso mismito que me estas contando me pasó a mi el otro día, que aparecía una cosa y era otra. Seguro que has cogido algo de la misma sección, una tableta de chocolate, o unas galletas o un pastel de nata, y se trata de un error en el código.
—Que noooo, que no he cogido nada de chocolate, ni de nata, ni galletas. Mira mi compra qué triste, que todo lo que he comprado es light o bio...
—Pues entonces lo tendremos que comprobar uno a uno.
Desparramo mi compra por el mostrador.
—Mira, 25 artículos y ninguno se parece ni de lejos al turrón.
—Vamos a ver el ticket, cuántos tiene.
—Aquí pone: “Artículos 26”.
—Huuuuy, yo lo cuento que del ticket no me fío un pelo.
—Pues si no tú te fías tú, hija mía...
—Es que a veces ... Mira, sí, sí, 26 artículos, es verdad. A ver, volvamos a contar lo que has comprado por si se nos ha escapado algo. Ay pues sí, 25 solamente. Qué raro. Voy a avisar a mi jefa.
Aparece la Jefa:
—¿Os puedo ayudar?
—Mira, que a esta señora le hemos cobrado un turrón pero dice que no lo tiene.
 —Ah, pues no pasa nada. Vete a buscar uno y se lo das.
—Que no es que no lo tenga ni lo deje de tener: ¡es que no lo he comprado ni lo quiero para nada! ¡Ni siquiera me gusta el turrón! Además ... estamos en Mayo, que si fuera Navidad, todavía….
—Ah, ya te entiendo... Pues raro es lo que me dices, porque la máquina no se equivoca nunca.
—¿Cómo que no se equivoca nunca, si aquí tus compañeras dicen que pasa mucho y que no se fían un pelo del ticket?
Hace como que no me oye. Cuenta de nuevo mis artículos, vuelve a repasar el ticket, y me mira:
—Es extraño… muy extraño. Pero ¿sabes lo que te digo? Vamos a encontrar el error, tú no te preocupes, que te lo digo yo. Hasta que no hayamos visto de qué se trata, no pararemos, indagaremos hasta donde haga falta.
A todas esas, llevamos 20 minutos y se me está descongelando el atún.
—Mira, ¿y qué te parece si me devuelves el dinero y luego tú si quieres montas un dispositivo policial?
—Ah, bueno, pues si quieres. ¿Y seguro que no prefieres llevarte el turrón?
—¡¡¡NOOOOOOOO!!!!